No existen recetas mágicas para sanarnos tras la pérdida de un ser querido. Una de las grandes certezas es que el duelo, duele. Se trata de un proceso que debemos atravesar y que es complejo y único.
Para muchas familias, las Navidades son fechas en las que se mezclan la felicidad del reencuentro y la ilusión de los niños, con sentimientos mucho más amargos relacionados con aquellos que ya no están.
Cuando alguien afronta la primera Navidad sin un ser querido, podemos escuchar frases como: “Quiero que estos días pasen lo más rápido posible”; “ojalá me despertase y ya no fuese Navidad”; “no voy a celebrar nada, serán como un día más”. Todos estos pensamientos están ligados a la nostalgia por los recuerdos de un pasado mejor.
Es normal la idea de querer acostarse y dormirse hasta que haya pasado todo, pero no es posible, ni saludable, por lo que dejamos algunos consejos para afrontar estas Navidades sin un ser querido de la mejor forma posible.
Cómo afrontar la Navidad sin un ser querido
- Anticipar y planificar la celebración.
Es necesario intentar construir una Navidad en familia diferente y realizar rituales que nos permitan adaptarnos a esta celebración que ahora está cargada de dolor. Estas reuniones con la familia pueden generar ansiedad, sobre todo en estos momentos que nos sentimos tan vulnerables. Es necesario que hablemos con nuestros seres queridos para expresarles nuestras intenciones en estas fechas, cómo nos sentimos, si vamos a decorar la casa, si se realizará un homenaje, dónde celebrarlo y todas esas decisiones que se deben tomar.
- Permitir la expresión de sentimientos.
Hay que ser conscientes de que en fechas especiales las emociones son como una montaña rusa; sentiremos dolor, paz, tranquilidad, ilusión, tristeza profunda o un enfado intenso. Hay que respetar todas esas emociones, tanto nuestras como de las personas que nos rodean. Es fundamental estar acompañados de nuestros seres queridos y fomentar una comunicación abierta, de respeto y escucha sincera.
- Honrar a la persona fallecida.
Permite adaptarnos a la situación y asumir esa pérdida. Es positivo crear nuevos rituales simbólicos para recordar a nuestro ser querido, como contar anécdotas, ver fotografías, escuchar la música que le gustaba, etc. Cualquier cosa que se pueda hacer en familia y que nos haga sentir mejor.
4. Aceptar ayuda en las tareas prácticas.
Tareas como cocinar, hacer las compras navideñas, preparar o adornar la casa, pueden suponer todo un reto en estos momentos en los que las emociones están a flor de piel. Debemos delegar y dejar que las personas que nos rodean participen en todas estas gestiones. Quizás lo que antes hacíamos en un día ahora nos requerirá más tiempo, pero no debemos forzarnos.
5. Descansar durante las reuniones.
Todos los preparativos de las reuniones, el ajetreo, las visitas, etc, puede hacer que nos sintamos abrumados. Cuando el dolor resulte agobiante, conviene buscar un espacio tranquilo donde tomarse unos minutos de descanso.
6. Involucrar a los niños.
Es importante explicarles cómo nos sentimos respecto a estas fechas y cómo van a ser estas Navidades, ya que la pérdida que hemos sufrido marcará la celebración de estas fiestas y hará que sean diferentes.
Los niños también están atravesando su duelo. Debemos validar y respetar sus emociones. También hay que permitirles los momentos de disfrute sin que se sientan culpables. Hay que transmitirles la tranquilidad de que no hay nada malo en que expresen su alegría cuando la sientan.
No hay una forma correcta o incorrecta de celebrar estas fiestas después de la pérdida de un ser querido. Pero sí existe una recomendación especial: no huir de nuestros sentimientos y emociones. No se deben vivir estos momentos tan significativos como si no hubiese ocurrido nada, debemos permitirnos sentirnos tristes o llorar, pero también reír y disfrutar.
Nerea Benito Escudero
Psicóloga clínica experta en duelo