La muerte es una de las pocas certezas que tenemos los seres humanos desde el momento en que nacemos. Aunque no sabemos de qué manera nos va a llegar, lo más habitual es que venga precedida por una enfermedad más o menos larga.
Es importante que todas las personas tengan la información y las herramientas necesarias para que puedan actuar con seguridad de cara a un posible estado de enfermedad terminal o cuidados paliativos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que “los Cuidados Paliativos son un modo de abordar la enfermedad avanzada e incurable, que pretende mejorar la calidad de vida tanto de los pacientes que afrontan una enfermedad como de sus familias, mediante la prevención y el alivio del sufrimiento a través de un diagnóstico precoz, una evaluación adecuada y el oportuno tratamiento del dolor y de otros problemas tanto físicos como psicosociales y espirituales”.
En este tipo de situaciones, pueden verse vulnerados algunos derechos humanos que es preciso proteger especialmente al final de vida:
- El derecho a la salud.
- El derecho a la no discriminación.
- El derecho a la autonomía.
- El derecho a la confidencialidad.
- El derecho a la integridad personal.
- El derecho a la muerte digna.
Además de estos derechos, existen otros que se relacionan exclusivamente con las personas que padecen una enfermedad terminal y que la OMS pide que sean tenidos en cuenta:
- El derecho a ser tratado como un ser humano vivo hasta el momento de la muerte.
- El derecho a mantener una esperanza, cualquiera que sea esta.
- El derecho a expresar los sufrimientos y emociones de cada persona con relación a la muerte.
- El derecho a obtener la atención de médicos y enfermeras, incluso si los objetivos de curación deben ser cambiados por los objetivos de confort.
- El derecho a no morir solo.
- El derecho a ser liberado del dolor.
- El derecho a obtener una respuesta honesta, cualquiera que sea la pregunta.
- El derecho a no ser engañado.
- El derecho a recibir ayuda de la familia y para la familia en la aceptación de la muerte.
- El derecho a morir en paz y con dignidad.
- El derecho a conservar la individualidad y no ser juzgado por las decisiones personales, que pueden ser contrarias a las creencias de otros.
- El derecho a ser cuidado por personas sensibles y competentes, que intenten comprender las necesidades de la persona y que sea capaces de encontrar algunas satisfacciones ayudando a afrontar la muerte.
- El derecho a que el cuerpo sea respetado después de la muerte.
Todos estos derechos defienden que la atención debe centrarse en la búsqueda del mayor bienestar posible y el respeto por la voluntad de cada paciente.