El que fuera considerado en la Unión Europea como “maestro de maestros” del Derecho Comunitario de la UE, Gil Carlos Rodríguez, falleció el pasado 17 de enero de 2019 en Madrid a los 72 años de edad.

Gijonés de nacimiento y criado en Sama (Langreo), siempre ha estado ligado a la formación de los futuros juristas como catedrático en Derecho Público Internacional en la UCM (Universidad Complutense de Madrid).

El legado que deja no se limita a la enseñanza universitaria sino también, a la profunda huella que dejó como profesional y persona durante los años que dirigió uno de los órganos de mayor complejidad de la burocracia europea, El Tribunal de Justicia de Luxemburgo.

Méritos de Gil Carlos Rodríguez

Gil Carlos Rodríguez Iglesias ha aportado su sabiduría y esfuerzo a muchas causas y puestos: fue presidente del Grupo de Sabios, encargado por el Comité de Ministros del Consejo de Europa para analizar la eficiencia a largo plazo del mecanismo que controla el Convenio Europeo de Derechos Humanos; fue presidente y el primer juez español del Tribunal de Justicia de Luxemburgo; a su vez fue director del Instituto Elcano en su vuelta a España (2003); participó en varios de los casos más complejos y trascendentes durante su presidencia en el Tribunal de Luxemburgo, como la famosa “sentencia Bosman” (afectó a los fichajes de futbolistas dentro de territorio europeo) o el fallo en contra del Parlamento británico por la exclusión de la cuota pesquera de los pescadores españoles… entre muchos otros cargos de gran responsabilidad.

No podemos olvidarnos de los seis Doctorados Honoris Causa que recibió: la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil; la Gran Cruz de la Orden del Fénix; la Gran Cruz de la Orden Nacional Estrella de Rumanía; la Grande Ufficiale de la Orden del Mérito de la República Italiana; la Gran Cruz de la Orden del Mérito del Gran Ducado de Luxemburgo; el Grand Officier de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa, y la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Uno de sus objetivos prioritarios siempre fue “abrir” las puertas a los ciudadanos de las Cortes de Justicia Europea, aunque este hecho podía extenderse a cualquier persona que necesitara su ayuda o consejo. De ahí los muchos halagos que ha recibido en estos últimos días tras su despedida.

Despedida a Gil Carlos Rodríguez

Las reacciones no se han hecho esperar y fueron muchos los que se acercaron a su capilla ardiente en el Tanatorio de La Paz (Alcobendas) para darle un último adiós.

La noticia ha sobrecogido a muchos juristas y compañeros de trabajo, pero especialmente a su familia, esposa e hijas, que aún no se podían creer el fallecimiento de su marido y padre.

Tampoco se lo podían creer sus amigos Francisco Sosa Wagner, Mariano Abad, Ignacio Vidau, Juan Velarde, Paz de Andrés o Ignacio Prendes quienes le dedicaron lamentos por su pérdida y hermosas palabras para honrar su memoria. Os dejamos algunas de estas declaraciones que expresan a la perfección la huella que nos deja el denominado como “el más brillante jurista español”.

En palabras del que fuera su profesor en la Universidad de Oviedo, Mariano Abad:

“El alumno se convirtió en maestro de maestros. Era brillante, y si de la Universidad de Derecho de Oviedo salieron muchos internacionalistas, él es el único que ha alcanzado el puesto no político más importante en cuatro siglos de historia de la institución”.

Ignacio Vidau, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), coincidió con Mariano Abad resaltando que “sin duda un jurista de referencia y de prestigio internacional, que alcanzó las más grandes cotas que se pueden alcanzar en nuestra profesión. Una persona maravillosa, que siempre mantuvo sus lazos con la justicia asturiana y los que pertenecemos a ella. Sin duda es una pérdida irreparable”.

El economista y director de los Cursos de La Granda, Juan Velarde, mostró suadmiración a la figura de Gil Carlos:

“Era un intelectual universitario muy fino, y eso siempre se agradece de manera extraordinaria. Me asombró siempre su profundo conocimiento de la realidad y los problemas de Europa y su seriedad en el análisis”.

Paz de Andrés, catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Oviedo, compareció mostrando profundo pesar y la admiración que siempre sintió hacía su figura profesional y personal:

“Su fallecimiento ha conmocionado a todos que nos dedicamos al estudio del Derecho internacional y europeo. En 2001 fue investido doctor honoris causa de la Universidad de Oviedo a propuesta del Departamento de Derecho Público al que pertenezco, y en aquel acto se destacaron sus cualidades profesionales y humanas. Las recuerdo otra vez hoy, cuando nos ha dejado. Ha sido uno de los principales teóricos del Derecho europeo y como Presidente del Tribunal de Justicia de la UE contribuyó a consolidar una jurisprudencia dirigida a asegurar la tutela de los derechos de los particulares, desarrollando además un papel muy activo en la reforma del sistema jurisdiccional de la Unión. En el plano personal destacó por su prudencia, sobriedad, elegancia de espíritu y buen hacer. El profesor Rodríguez Iglesias representa la excelencia de la tradición europeísta de nuestra Universidad”.

Por último el diputado nacional y abogado, Ignacio Prendes,lamentó lo sucedido y expresósu agradecimiento a la figura del jurista y la huella que deja tras su paso.

“Día aciago para Asturias, para Gijón y para el mundo del Derecho. Con la muerte de Gil Carlos Rodríguez Iglesias se va una figura irremplazable del Derecho Europeo; con su trabajo riguroso y su dedicación constante ayudó de forma decisiva a la construcción de las instituciones comunitarias. Para los juristas asturianos que estrenamos nuestra licenciatura con la entrada de España en las Comunidades Europeas era una referencia imprescindible, por su profundo conocimiento de una materia entonces muy desconocida como era el Derecho Comunitario, que él ayudó a construir y desarrollar desde la cátedra y desde el Tribunal de Justicia de la UE. Gil Carlos Rodríguez ha sido, seguramente junto a Aurelio Menéndez, el jurista asturiano de mayor talla del último cuarto de siglo. A esa enorme talla intelectual unía una bonhomía y calidad humana que convertía los momentos compartidos en ocasiones únicas, como los encuentros en la playa de San Lorenzo de su Gijón natal a donde acudían todos los veranos. Deseo remitirle a su mujer, familiares y amigos mi afecto y más sentidas condolencias, su figura permanecerá en el recuerdo de todos aquéllos que tuvimos la suerte de conocerlo y estudiarlo”.

Desde Parcesa solo podemos agradecer sus años de servicio como jurista y despedirlo con el máximo respeto y admiración.

Descansa en paz.