Mucha gente no sabe qué decir a alguien cuando se le muere un familiar, ya que es un momento doloroso y cada persona lo lleva de una forma distinta. Muchas veces la pérdida es inevitable, ya sea por enfermedad o por cualquier otra razón, pero no por ello el dolor de los familiares va a ser menor.
Desde nuestra funeraria vamos a intentar en este post aportar algunas ideas sobre cómo consolar a alguien que ha perdido un ser querido y ofrecer un mensaje de ánimo por el fallecimiento.
El duelo por la pérdida de un ser querido
Cuando un ser querido fallece, las personas más allegadas deben pasar por un proceso de duelo ineludible para superar la pérdida y poder reconstruir su vida poco a poco. Sin embargo, los familiares que no son tan cercanos a la persona fallecida también pueden ayudar en esos difíciles momentos acompañando y reconfortando a los más afectados.
Algunas personas no saben muy bien cómo ayudar y prefieren alejarse o decir palabras y expresiones típicas del momento. Nadie tiene la fórmula mágica sobre qué decir en esos momentos. Tan solo debemos tratar de que la persona se sienta acompañada y sepa que puede contar con alguien si necesita algo. Muchas veces no hay que decir nada, sino escuchar lo que tenga que decir la persona afectada. A veces una conversación agradable o ayudar a realizar alguna gestión puede ayudar mucho al doliente.
Palabras de consuelo por la muerte de un familiar
Algunas personas piensan que no pueden hacer nada por alguien que ha perdido un ser querido, pero muchas veces, un simple gesto como una llamada o un mensaje de ánimo puede hacer un gran bien a la persona doliente. Vamos a ver algunos aspectos que cualquier persona puede hacer si desea ayudar a alguien que debe afrontar una pérdida:
Cada persona vive el duelo de una forma
Una persona que está en duelo por el fallecimiento de un ser querido va a experimentar emociones intensas como la ira, la frustración o la desesperación y debe expresar esos sentimientos a su manera. Por eso es importante respetar el proceso de cada persona y no juzgar. Tan solo acompañar y ayudar en lo que sea posible.
A veces, el doliente querrá hablar de la persona fallecida, otras deseará estar en silencio y, en ocasiones, no querrá ver a nadie. En cualquier caso, las personas cercanas deberán adaptarse a sus necesidades, escucharlo cuando quiera hablar o proporcionarle soledad si lo necesita. Muchas veces es mejor no decir nada si lo que se va a decir no sabemos si ayudará o no.
Aporta ayuda en el día a día
Cuando alguien ha sufrido la pérdida de alguien importante en su vida, afrontar el día a día no es una tarea fácil, ya que tendrá que hacer muchas de las actividades diarias sin la compañía de esa persona.
Muchas veces, el doliente prefiere no pedir ayuda a nadie para no sentirse necesitado ni demandar la atención de los demás familiares. Es algo totalmente normal. Por eso, muchas veces hay que ser proactivo y proporcionar la ayuda al doliente antes de que la pida. Por ejemplo, llevándole la compra a casa o, si sabe que debe hacer algún trámite administrativo relacionado con el fallecimiento del ser querido, ofrecerse para hacerlo.
La frase: “cuando necesites algo ya sabes donde estoy” puede sonar sincera el día del funeral, pero es muy difícil que la persona que está sufriendo el duelo pida ayuda cuando lo necesite. Otras veces, quizá no necesite una ayuda concreta, pero se le puede invitar a comer o a cenar, a dar un paseo o a ver una película en el cine para desconectar. Un pequeño gesto puede ser de gran ayuda.
No desaparecer después del funeral
Muchos familiares y amigos del doliente suelen desaparecer después del funeral y ni siquiera llaman o visitan a la persona que ha comenzado su proceso de duelo. Es importante mantener el contacto, enviarle algún mensaje preguntando cómo está y seguir ofreciendo ayuda o proponiendo algún plan que le pueda venir bien. La empatía es muy importante cuando el día a día se vuelve muy cuesta arriba para la persona doliente.
También es importante mantener el contacto para ver cómo evoluciona y comprobar si experimenta pequeñas mejorías o, por el contrario, empeora. Si la persona cada vez expresa menos sus sentimientos y se vuelve taciturno y esquivo, es posible que necesite ayuda profesional y es mejor detectarlo a tiempo para actuar cuanto antes.
Si el doliente se aísla en exceso, apenas habla, se le ve afligido y empieza a no asearse o incluso a beber más de la cuenta, son señales inequívocas de que el proceso de duelo no está avanzando por los cauces adecuados.
En Parcesa, sabemos lo difícil que resulta despedir a alguien cercano y encarar el día a día después de la pérdida. Por eso queremos facilitar siempre este difícil trance a los familiares y ayudar en todo lo que esté en nuestra mano. Estamos a tu disposición para resolver cualquier duda o consulta relacionada con el último adiós al ser querido. Contacta con nosotros y estaremos encantados de hablar contigo.